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A través del uso de nuevas tecnologías, el agro alcanza nuevos niveles de producción, a la vez que optimiza el uso de recursos valiosos. Compartimos los tres segmentos del agro que lideran la implementación de nuevas tecnologías. 

 

Uno de los mayores desafíos del agro en la actualidad es la productividad: ante una demanda creciente, el reto es mejorar el rendimiento agrícola de forma sostenible. Este desafío se proyecta hacia el futuro: se calcula que para 2050, la población mundial alcanzará los 9 mil millones de habitantes, lo que requerirá un aumento del 50% en la producción de alimentos para cubrir la demanda mundial. En Latinoamérica, este reto es aún más importante: esta región es la mayor exportadora neta de alimentos en el mundo. Además, los sistemas agrícolas de Latinoamérica no solo alimentan a una población en rápido crecimiento, sino que cumplen otras funciones estratégicas, como impulsar el desarrollo económico de la región.

En este desafío del rendimiento, el sector agro posee un aliado: la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos. La tecnología permite mejorar el rendimiento de los cultivos y, a la vez, reducir los costos de insumos y mano de obra.  Y en la inversión: según Statista, el tamaño global de la agricultura inteligente crecerá de los 9,580 millones de dólares en 2017 a 23,140 millones de dólares en 2022. 

La información es una de las claves del desarrollo en el sector agro. La recopilación e identificación de datos es una herramienta muy valiosa para la trazabilidad y la optimización de los recursos. Esto se logra gracias a la toma continua de datos por medio de sensores, el almacenamiento, procesado y análisis de los mismos, y su conversión en decisiones de valor. Estas herramientas posibilitan el desarrollo del conjunto del sistema productivo, sin embargo, algunos segmentos lideran la implementación de la tecnología.    

Estos son los 3 segmentos que lideran la implementación de tecnología en el agro: 

 

Agricultura de precisión 

Las nuevas tecnologías tienen la capacidad para revolucionar la eficiencia de la producción y el control de los cultivos, optimizando calidades y rendimientos. Y la clave de eso está en la precisión. Como un médico que receta un remedio específico, la tecnología posibilita actuar sobre las variables clave en el sistema de producción. A través de esta tecnología, el productor desarrolla una mayor trazabilidad de los campos, pero además puede saber con mayor exactitud dónde utilizar fitosanitarios, o incluso predecir cosechas, o detectar de forma temprana enfermedades o plagas. La agricultura de precisión puede aplicarse a distintos tipos de producción, ya sea de trigo, soja o maíz, entre muchos otros. 

A su vez, los sistemas de riego son una de las variables decisivas en la producción agrícola. A partir de los datos capturados por los sensores, es posible monitorear de forma remota tanto el estado de los sistemas de riego como las variables climáticas o ambientales que afectan a la producción. El monitoreo de los sistemas de riego y las estaciones meteorológicas permite detectar diferentes fallas, que pueden ir desde el consumo energético hasta la presión del agua y sus bombas. Por supuesto, esta tecnología optimiza el uso de recursos valiosos, como el agua, la energía, los nutrientes, a la vez que incrementa la producción. 

Gestión remota de herramientas de acopio para empresas semilleras 

El uso de tecnología en la agroindustria también permite automatizar procesos. A partir de la visualización de las variables más importantes para la producción, es posible actuar de forma remota para controlarlas o modificarlas. Por ejemplo, esta tecnología puede aplicarse en los silos, para visualizar y controlar de forma remota el estado de los granos, su cantidad y calidad almacenada. Otro ejemplo de esta tecnología es la gestión a distancia de granjas avícolas. La tecnología permite mantener un adecuado control de las horas de exposición a la luz, de los comederos y bebederos, todo de forma remota.  

La energía, junto con el agua, es el recurso escaso más valioso en la producción agropecuaria. A través de la tecnología, es posible controlar transformadores y reconectadores de forma remota. A través de sensores, el productor puede telecontrolar un interruptor de reconexión automática, y de esta manera  ahorrar tiempo en la restitución del servicio eléctrico en casos de fallas. Además, esta tecnología permite monitorear variables como corriente, tensión y potencia de transformadores. 

Mapa de rendimiento para agricultores 

Actualmente, el 55 % de las personas en el mundo vive en ciudades. Según un informe de Naciones Unidas, esta proporción aumentará hasta un 13 % de cara a 2050. El crecimiento de las zonas urbanas tendrá como contrapartida el descenso de los espacios destinados a la agricultura. Sin embargo, gracias a la tecnología se podrá multiplicar la capacidad productiva del campo de cultivo. Una de estas herramientas es el monitoreo del suelo. A partir de los datos obtenido por los sensores se podrán analizar variables como las propiedades del suelo, su grado de salinidad, de nitrógeno o de humedad. Esto permite que los productores puedan definir la cantidad de semillas, o la cantidad de abono en los diferentes espacios de la tierra. Esta herramienta permite ahorrar tiempo y dinero, a la vez que aumenta la producción.  

Aunque pueden sonar futuristas, todas estas tecnologías son accesibles en el mercado. De hecho, se calcula que en el 2020 ya hay 75 millones de dispositivos de Internet de las Cosas a nivel mundial. Además, gracias a esta tecnología, las granjas se convierten también en productoras de datos: una granja promedio, que incorpora esta tecnología generará alrededor de 4.1 millones de datos diarios. Con la tecnología ya en pleno funcionamiento, solo depende de los productores decidir dar el paso hacia una agricultura más productiva.  

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